Parar y sentir.

Palabras clave para permitirte observar tus emociones y hacerte responsable de ellas.

Son TUYAS y de nadie más. Están en ti, no en el otro.

Al darte cuenta de que lo externo es simplemente un provocador de algo que tu llevas dentro cambias la perspectiva de como accionas ante distintas situaciones.

Cada uno siente y vive a su manera, dependiendo del proceso interno, traumas, emociones no sentidas o resueltas… Por lo tanto, no podemos culpar a algo o alguien externo a nosotros.

Lo que si debemos hacer es agradecer a ese ´detonante´, pues es una oportunidad que te permite sanar.

Todos los sentimientos que no vibran en amor llegan cuando no te has permitido sentir esas emociones, si estuvieras en paz con ellas, esa persona o situación no te provocaría ira, coraje u odio, no te privaría de tu paz, o, mejor dicho, no dejarías que te privara de tu paz.

Pero si ya te las mostraron, siéntelas, vívelas. En el momento que integras esa emoción como parte tuya y le das libertad sin estancarla, estableces de nuevo el espacio de unión con el todo.

Recuerda, los problemas externos no son más que problemas internos causados por una separación de ti mismo con el resto. Sentir todo, te ancla al ahora y te une con todos y todo.  

Cada uno ve en una misma escena, una emoción propia. Todo es cuestión de perspectiva. Lo que ves y sientes es TUYO.

Antes de reaccionar, para, respira y actúa siempre desde tu paz.

Te dejamos una afirmación que te ayudará a conectar contigo y con el presente:

“He venido a experimentar, he venido a sentir, y no puedo hacerlo si no estoy conectado a lo que soy. Soy este momento, todo lo que se incluye en él, y lo siento a través de mi cuerpo. Para estar en paz fuera, he de estar en paz dentro”.